POR SIEMPRE MADRE

Llegué a este mundo cuando ya no estaba en tus planes volver a la crianza, a una edad en que generalmente ya no se afronta la maternidad.

Con una brecha generacional importante de por medio, iniciamos un recorrido de vida por siempre juntas, férreamente unidas, con encuentros y desencuentros, como toda relación humana. Con una entrega generosa que sólo las madres practican, hasta postergarte en favor de mis logros en mi etapa estudiantil.

El trayecto tuvo momentos difíciles, otros muy difíciles como la etapa de aquel cáncer que pudimos vencer, pero también muchos, muchos profundos y memorables. Con espacios de complicidad ante la severidad paterna en la infancia, o el simple disfrute con aires de gula en nuestra etapa de mayores.

Buena parte del camino para mi formación bregaste sola, con el ejemplo práctico del esfuerzo y la superación; con la importancia de la responsabilidad por nuestros actos, con el respeto al prójimo; con tus aprehensiones propias ante los temores de que el ímpetu juvenil me llevase por otros caminos. Difícil, la semilla ya estaba instalada.

Una de las grandes incógnitas para mi fue ¿Cómo hace una mujer simple, formada en los albores del siglo XX, con la rigidez propia de la época, para lograr un nivel de comunicación madre-hija de total espontaneidad, sin presiones, que te permitía saber y conocer todos mis pasos para corregir, apoyar, impulsar??

¿Cómo entender que una persona con estatura de niña exhibiera tal fuerza frente a la vida y sus embates?. Fuerza de la que tal vez no llegaste a tener conciencia, pero sí quienes te rodeábamos pudimos percibir que bastaba con proponerte metas para alcanzarlas, sin que intervinieran aquellos signos de poder que hoy embargan al Hombre..
Me otorgaste una infancia protegida y disciplinada; una adolescencia de diálogo y disciplinada; una adultez amigable y disciplinada, y en tu ocaso, etapa en que los roles se invirtieron, tampoco estaría ausente la disciplina. Pero vaya, gracias a ella y todos los valores inculcados soy quien soy. Primer gran hito para mis agradecimientos por lo brindado, por regalarte a ti misma, por el ejemplo, por la fuerza, puesto que con ellos me llevaste por el camino de buena cristiana.

“Hay que saber vivir”, oí miles de veces, lo que se debía interpretar como la amable y respetuosa relación con el prójimo; condición que además fue reforzada con el ejemplo concreto, ese que te granjeó el cariño, aprecio y amor de manera incondicional de tantas personas, que aportaron tanta alegría a tu vida; todos aquellos que sin obligación te aman y agradecen la enseñanza, la entrega, esas personas que confirman una vez mas la existencia de la Ley de las Compensaciones, por aquellos otros afectos lejanos o distantes.

¡Que grato sentir complacencia y por que no decirlo, orgullo, de ver que eras capaz de conquistar tantos corazones que te adoptaban como Madre, Abuela, Amiga!

Hoy que tu cuerpo está ausente, tu esencia está mas presente que nunca. En esta soledad física te siento instalada en mis huesos, que tu ser es parte de mi, y cómo no, si insisto: el sello, la guía de vida, principios y valores son tu semilla.

Pero hoy quisiera pedirte algo con lo que seguramente va a discrepar: es hora que mires hacia TU interior, que valores TUS obras en la Tierra, que perdones las imperfecciones de todos cuantos te causaron dolor en algún momento, que me perdones las veces que no logré llenar tus expectativas, y que liberes tu alma para que vuele ligera hacia el Sol, hacia Dios y la Virgen que tanto amas. Sin duda que lo lograrás ya que tu camino fue pavimentado con una vida de esfuerzo, de tesón, de entrega, por sobre todas las cosas, una vida dedicada a ser MADRE.

Madre, “Pequeña”, “Piru”, Gracias por la vida, el Amor, la Entrega; por todo eso y mas te llevaré en mi el resto de mis días. Con toda esa enseñanza, en lo personal no puedo menos que honrarte y continuar una vida digna, cercana al prójimo, alcanzando metas.
No te aflijas por los que permanecemos acá, que con tu huella podremos seguir adelante. Llegará el día en que nuevamente nos reunamos, y se con certeza que me estarás esperando, pero en el intertanto, vuela ligera, que desde acá todos haremos votos por tu espíritu libre, por tu integración con el Ser Universal.


Juanita Berrios Guitereau